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Hoy quiero hablarte de un tema que seguro que te va a interesar: el precio de los cosméticos y su efectividad. Si quiero un buen producto para mi piel, ¿cuánto más caro, mejor? ¡Quédate a descubrirlo!
Hace unos días me preguntaba una chica que conocí aquí en Kuwait que si resultaba igual de efectiva una crema de renombre (y bastante cara, por cierto) que una más económica. Mi respuesta fue clara: no necesariamente.
Primero, y para ponerte en situación, te diré que aquí los precios en general son bastante elevados y que pueden llegar perfectamente a triplicar los de España.
Si esto fuera así, el cuidado de la piel sería prohibitivo para muchas personas. Y como no es una cuestión simplemente de estética, sino principalmente de salud, existen alternativas para todos los bolsillos.
Además, yo soy de las que piensa que es mejor invertir en una buena recomendación o asesoría que en el producto más caro del mercado. Seguramente en más de una ocasión, te dejaste llevar por la emoción de comprar la crema de moda del momento y… ¡sorpresa! No ha cumplido tus expectativas ni de lejos. Bueno, probablemente te equivocaste en la elección.
Saber lo que necesita tu piel es fundamental
Lo importante a la hora de escoger los productos que formarán parte de tu rutina facial es saber cómo están formulados, si se adaptan a tu tipo de piel y si cubrirán las necesidades de la misma. El resto de aspectos no son imprescindibles para conseguir un efecto, pero sí suelen encarecer el precio final.
A mi llegada a Kuwait mi piel estaba extremadamente seca. Entre tantas horas de vuelos y este clima, tan diferente al que estaba acostumbrada, lo único que necesitaba era hidratación. Por lo tanto, una crema con activos humectantes, oclusivos y emolientes sería mi solución.
Clasificación de ingredientes hidratantes
- Humectantes: debido a su capacidad higroscópica (que atraen agua del ambiente), mantienen la piel hidratada y aportan mayor flexibilidad. Son humectantes el pantenol, la glicerina, el ácido hialurónico, el propilenglicol, la urea, la betaína…
- Oclusivos: evitan la pérdida de agua transepidérmica, aumentando así el grado de humedad en el estrato córneo. La vaselina es todo un clásico dentro de este grupo. Aceites vegetales y minerales, ceras, siliconas… también son oclusivos.
- Emolientes: alisan y suavizan la piel. Las ceramidas y los fosfolípidos pertenecen a este grupo.
Teniendo en cuenta esta clasificación y para mi situación particular, adapté mi rutina habitual y decidí incorporar el ácido hialurónico y el aceite de jojoba.
Como ves, los requerimientos de tu piel van variando en función de muchos factores y detectar esas necesidades será imprescindible para la elección del producto adecuado.
Si conozco qué activos me van a ayudar a restablecer la hidratación, ya sé que es lo que tengo que buscar en los ingredientes de mi crema.
Una vez que tienes claro lo que debes aportarle a la piel, ya puedes indagar y comparar entre las diferentes marcas y las concentraciones que ofrecen.
Esta labor puede resultar un poco difícil si no sabes interpretar un INCI (listado de ingredientes) y si desconoces el mundo de la cosmética y la dermofarmacia. Es algo normal, no te has formado en este campo y no tienes por qué saberlo. Pero te adelanto que podrás encontrar perfectamente productos cosméticos a precios asequibles y que resuelvan tu problema.
Entonces, ¿por qué pagar más?
A esta pregunta sólo puedes contestarte tú, porque va a depender de lo que busques en un cosmético y de lo que estés dispuesta a pagar por él.
Partiendo de que hablamos de cremas con el porcentaje mínimo de activos para que funcionen, las diferencias de precio vendrán dadas por diferentes aspectos:
- Cosmeticidad: que se extienda bien, tenga una textura y un olor agradables. En productos más baratos la cosmeticidad suele quedar relegada a un segundo plano; en cambio, en aquellos de más alta gama la sensorialidad será sobresaliente.
- Packaging: el envase deberá tener las características apropiadas para que los activos se conserven de la manera correcta. En ocasiones un packaging determinado es imprescindible, lo cual va a encarecer el precio final. Por ejemplo, para una crema con vitamina C tiene que ser opaco para evitar su oxidación. Otras veces no será tan relevante y se podrán abaratar costes empleando materiales más económicos, lo que marcará la diferencia.
- Publicidad y marketing: promocionar un producto lleva asociados unos costes elevadísimos, los cuales acaba asumiendo el consumidor. Este factor obviamente no va a repercutir en la calidad del producto cosmético, pero el prestigio de una marca también se paga.
- Investigación: obtener moléculas y fórmulas innovadoras lleva asociada una inversión de tiempo y dinero muy elevada. El laboratorio que posea una patente con más razón incrementará el precio final de su producto, no sólo para recuperar la inversión sino porque también gozará de exclusividad que le permitirá venderlo sin competencia.
Conclusión
Según mi opinión, si simplemente buscas una crema que dé resultados sin importate tanto las características sensoriales o un packaging de diseño, no es necesario invertir grandes cantidades de dinero.
Se puede tener rutina facial completa a un precio asequible. Todo lo que necesitas es un limpiador, una hidratante y un fotoprotector adecuados para tu tipo de piel.
Ahora bien, si quieres que tu rutina de cuidado se convierta en una experiencia única para tus sentidos, empleando los activos más novedosos del mercado y marcas de prestigio, esto se paga.
De igual modo, todos los productos que utilices para complementar una rutina básica, irán sumando. Pero aquí ya es decisión tuya cuántos utilizar en tu día a día 🙂
Espero que te haya gustado este post y que compartas tu opinión en comentarios, ¡te espero!